jueves, mayo 03, 2007

Mamá lucha y mamá dora

Según estudios realizados en pancranciología por este investigador de lo cotidiano y sus personajes, existen dos tipos de lucha, y no me refiero a la división entre rudos y técnicos, no; ambos bandos caen en una u otra según su estilo.

La primera es la lucha clásica, esa que se basa en la grecoromana, en el llaveo (palabra acuñada exclusivamente para las luchas, así como defensear y porterear en el futbol) y contrallaves. Lucha cadenciosa en el que se entrelazan los candados, las palancas y el uso de las reglas del ring, en la que nombres como la hurracarrana, la de a caballo, la quebradora, la cruceta, la casita, el paquete completo, la tabla marina etc, marcaron más que una forma de rendir al contrario, se convirtieron en la marca registarada de cada personaje. Utilizada más por luchadores de la vieja guardia, aquellos que construyeron los cimientos de lo que vendría años después: el Santo, Bue Demon, Mil Máscaras, Daniel López el Satánico, Rigo Mendoza, quien inventara la ahora clásica (y medio inutil) patada a la Filomena, Huracán Ramírez, el Rayo de Jalisco, El Faraón, en fin aquellos gladiadores que hacían gala de técnica para hacer suya esa lucha grande, esa que gana campeonatos, destapa máscaras y pela cabelleras.

La otra data de tiempos más modernos, es aquella en la que los lances y los giros espectaculares hacen acto de presencia, esa lucha veloz, relampagueante y aguda; en la que la fotografía en el aire es la meta de cada caída; haciendo gala, de agilidad (que no se como le hacen algunos con la timba de chelero que usan como armadura) y destreza, nos muestran increíbles postales que se quedan en la memoria colectiva, ante el estruendo de un grito que ensordece la arena, el luchador en turno sale disparado desde la tercera o desde la esquina trazando giros y espirales en el aire, suspendiendose por un instante en que su cuerpo se baña de flashes junto antes de emprender la embestida contra quien lo espera haciendo gala de caballerosidad y un fair play que ni bajo la lupa del mejor árbitro se vería.

Ninguna mejor que la otra, simplemente complementos de un arte teatral en el que de repente corre la sangre; en el que el respetable grita y grita hasta expulsar por la boca todas las presiones de la semana; una coreografía dolorosa muchas veces manchada por piltrafas que prefieren rasgarse las medias con exdiputados-boxeadores y bigbroders para salir en la televisión, sin darse cuenta que la lucha libre es el deporte nacional no oficial por excelencia.

Amén por nuestros gladiadores, que distan de ser romanos pero eso sí valientes como ellos sólos.

2 comentarios:

Fabricante_de_mentiras dijo...

Qué tranza, bob?! ¿Cómo sigues? Espero que ya estés un poco mejor. Son mis mejores deseos.

Me gusta lo escrito. Chido!

Nos estamos leyendo.

Anónimo dijo...

arre, entre chelas y gritos para sacar la tensión de esta vida tan difícil ja, la neta es la Lucha libre y con la nena Dark Angel si me caso hasta depa le ponga a la jija, se tiene que repetir esa aventura maese pero ahora en la mesmesema Arena México o qué o cómo