
18,000 me cae que son muchos pares de nalgas (aunque debo señalar que yo sí esperaba más) y aunque fue impresionante ver la plancha del zócalo repleta de cuerpos regados, sobretodo la foto del amigo en silla de ruedas rodeados de personas; no fue la cantidad de encuerados; sino la capacidad de buena vibra que presentamos los que ahí fuimos a quitarnos cumplejos, tabúes y tapujos a parte de las ropas.
Yo sé que si spencer Tunick no hubiera venido a México las cosas seguirían igual, no es algo indispensable para este país reunirnos a enseñar las colas, pero el punto es que sí vino y SÍ nos encueramos y se rompieron muchas barreras ese domingo.
De entrada en un país que sigue siendo en su mayoría conservador, se demostró que la capacidad de tener una mente abierta no es única de países de primer mundo, que los complejos valen madre ya que la verguenza es, como dijera Pito Pérez, muy estorbosa.

1 comentario:
Ajaz! Qué bien. ¡Y arriba México cabrones!
Va un abrazo, brother.
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